Liberar un ave, no es abrir una jaula, soltarla en una plaza, largarla en el campo.
Si un ave que es dependiente del humano, es lanzada a su medio natural, es muy probable que no logre sobrevivir, ya que será incapaz de buscar su alimento, o será presa fácil de un depredador (un ave, o un gato por ejemplo), por desconocer los peligros que le pudieran acechar, y la manera de defenderse de los mismos.
Entonces, nunca un ave puede pasar del cautiverio a la naturaleza, sin adaptación previa.
1) Liberación de un ave criada desde pichón
La liberación de un ave, para que sea exitosa, es un proceso y requiere que durante el tiempo que el ave haya permanecido con nosotros, aprenda determinadas cosas:
a) Buscarse el alimento: si tuvimos al ave desde pequeña y la hemos alimentado manualmente, es necesario que, una vez que coma sola, le propongamos juegos que le ayuden a aprender a buscar su alimento y agua; podemos ponerle la comida en distintos lugares, o semi-escondida, y siempre en el piso o suelta, no en recipientes. En el caso de las aves rapaces, deben haber practicado cómo cazar con rapidez y precisión, las presas específicas que componen su dieta.
b) Volar con seguridad y rapidez: una vez que el ave comienza a estar en condiciones de volar, hay que procurarle un ambiente amplio, seguro y cerrado, para que pueda entrenar su vuelo. En esta etapa es fundamental extremar los cuidados, para que no se escape, ya que todos los días vuela un poco mejor, pero aún no está apta para vivir sola; evitar que existan en el lugar donde el ave entrena, alambres, sogas, etc. donde pudiera enredarse y cuidado con los baldes con agua o inodoros, ya que podría ahogarse.
El entrenamiento debe durar al menos tres/cuatro semanas, de modo tal que desarrolle su musculatura para volar con resistencia y rapidez.
c) Alejarse de los peligros: es importante limitar lo más posible, el contacto entre el ave y el humano; si está en contacto con otras aves, mejor.
Por eso, a la hora de pensar una liberación, consideremos:
- Si tiene buen estado físico, si vuela con rapidez y agilidad, si puede subir, bajar, planear.
- Si busca su alimento solo o aún depende del humano.
- Si es atento, vivaz.
- Si le asusta la presencia del humano, de un gato, de un perro, o es demasiado manso y confiado.
- Si tiene buen estado de salud, si tiene el plumaje adecuado: vídeo que pueden ver sobre el plumaje de las palomas.
¿Dónde liberar?
En un lugar donde habiten ejemplares de su misma especie, y que haya agua y comida en abundancia.
Nunca debemos liberar una especie no autóctona, ya que la introducción de las mismas en ecosistemas ajenos a ellas, produce desequilibrios que afectan a las especies oriundas de la región.
¿Cuándo liberar?
Lo ideal es en primavera o verano, pues es más fácil encontrar alimento, y el clima es más benigno.
Consultar el pronóstico meteorológico, ya que hay que evitar las vísperas de tormentas fuertes; nunca en época de fiestas donde se estile el uso de pirotecnia, pues les produce mucho miedo y estrés.
Deben elegirse las primeras horas de la mañana, y luego de comer, para que tenga muchas horas de luz para orientarse y comenzar su adaptación (salvo que el ave sea de hábitos nocturnos).
Es conveniente hacerle un control veterinario previo a la liberación, para asegurarse de que esté en buen estado de salud.
¿Cómo liberar?
Una vez que nos aseguramos que el ave está en perfectas condiciones para ser liberada y ya elegimos el lugar, lo ideal es que permanezca unos quince días en el mismo predio donde será soltada. Se puede armar un jaulón, permanente o provisorio, e instalarla allí, de modo tal que vaya conociendo el lugar e identificando sus peligros, se adapte al clima, comience a orientarse, etc.
Nunca debemos “espantar” al ave al soltarla, sino que le abriremos la puerta y tomaremos distancia, para que salga lo más tranquila posible.
En los días subsiguientes, tenemos que proveerle de agua y comida en la zona, para ayudarla en su adaptación a su nueva vida.
2) Liberación de un ave rescatada siendo adulta
Si por distintos motivos, hemos rescatado un ave adulta, debemos reinsertarla en su hábitat lo más pronto posible, pero asegurándonos de que esté en perfecto estado de salud. Si encontramos un ave adulta en el piso y mojada en un día de tormenta, es posible que tenga un problema de salud previo, por eso, además de guarecerla y secarla, es conveniente tenerla en observación unos días y eventualmente consultar a un especialista. Los golpes contra los vidrios, también requieren de un tiempo de observación, al resguardo; las lesiones o heridas deben ser curadas adecuadamente, y habrá que esperar a que se recupere el plumaje antes de pensar en la reinserción.
¿Dónde liberar?
En el mismo lugar donde la encontramos, a no ser que sea un lugar contra-indicado para su supervivencia, o que sospechemos que fue puesta allí por humanos y no es su hábitat natural.
Nunca debemos liberar una especie no autóctona, ya que la introducción de las mismas en ecosistemas ajenos a ellas, produce desequilibrios que afectan a las especies oriundas de la región.
¿Cuándo liberar?
Lo más pronto posible, pero asegurándonos de que esté totalmente recuperada de la afección por la cual debimos tenerla en cautiverio. Asimismo, es conveniente hacerle un control veterinario para asegurarse de que esté en buen estado de salud.
Consultar el pronóstico meteorológico, ya que hay que evitar las vísperas de tormentas fuertes; nunca en época de fiestas donde se estile el uso de pirotecnia, pues les produce mucho miedo y estrés.
Deben elegirse las primeras horas de la mañana, y luego de comer, para que tenga muchas horas de luz para orientarse (salvo que el ave sea de hábitos nocturnos).
¿Cómo liberar?
Si el lugar es conocido por el ave, se la puede poner en una jaula durante unas horas y luego abrirle la puerta. Si se trata de un lugar desconocido, lo ideal es que permanezca unos días en el mismo predio donde será soltada. Se puede armar un jaulón, permanente o provisorio, e instalarla allí, de modo tal que vaya conociendo el lugar e identificando sus peligros, se adapte al clima, comience a orientarse, etc.
Nunca debemos “espantar” al ave al soltarla, sino que le abriremos la puerta y tomaremos distancia, para que salga lo más tranquila posible.
Las aves que no se pueden liberar:
• Aves nacidas en cautiverio, o que han pasado gran parte de su vida en una jaula. Las aves consideradas domésticas, como gallina, pato de granja, etc.
• Aves “improntadas”, es decir, que consideran al hombre como alguien de su misma especie, se identifican con él y no con la especie a la que pertenece.
• Aves con secuelas de lesiones o enfermedades.
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Espacios de ayuda:
En los distintos países, incluida la Argentina, existen entidades que en algunos casos reciben al ave y se hacen cargo del proceso de reinserción.
Desde la página de nuestra asociación, podemos guiarte y asesorarte en este proceso. Asimismo, hay algunos voluntarios que están en contacto con nuestra página y que por tener un lugar amplio y seguro, se ofrecen para colaborar recibiendo las aves de aquéllos que no cuentan con espacio adecuado para realizar el proceso de liberación.
Tal vez sea éste el momento más difícil del vínculo con el ave, dejarla ir, con la incertidumbre de no saber cómo seguirá su vida.
Si tenés alguna duda podés consultar en nuestra pagina de Facebook, a la brevedad una voluntaria contestará todas tus preguntas.
Les recordamos que las consultas realizadas en el blog NO serán respondidas.
Tenemos un refugio con muchas aves a cargo, vos podés ayudarnos.
Gracias.
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